La Universidad de Zaragoza, dentro de su política ecológica y de respeto al medio ambiente, tiene 23 edificios que cuentan con el certificado de eficiencia energética, desde principios de este mes de marzo. Esto se debe a que el Gobierno de Aragón ya ha hecho el registro oficial de estas infraestructuras con esta característica y en los últimos días ya se ha procedido a la colocación de las etiquetas energéticas identificativas en los diferentes inmuebles. Una escala de siete letras, de la A, que es la que representa una mayor eficiencia energética, a la G, la de menos eficiencia, que especifica el nivel de emisiones de CO2 en comparación con las dimensiones del edificio.
En el caso de los centros del campus aragonés, la valoración está en las letras C y D, aunque hay espacios como el Centro de Información y Red de Creación de Empresas que alcanzan la B. La mayoría se encuentran en el campus San Francisco de Zaragoza, donde destaca la positiva valoración de las facultades de Educación o Ciencias Sociales, mientras que el Río Ebro, casi la totalidad de los edificios, han adquirido esta garantía. También Veterinaria, una de las infraestructuras más antiguas de la universidad, ha logrado esta mención, al igual que varios centros de los campus de Teruel y Huesca.
Para la Universidad de Zaragoza lo principal es que poco a poco se vayan sumando más certificados, que los usuarios sepan que están estudiando en edificios energéticos y de adaptación a las energías renovables, según cuenta David Cambra, de la Unidad Técnica de Construcciones y Energía de la Universidad de Zaragoza. Para conseguir este certificado, el campus ha conseguido reducir el consumo energético y mejorar la eficiencia de estos 23 edificios tras realizar un estudio y comprobar donde había un desembolso innecesario. En estos primeros edificios se ha optado por los espacios más grandes y donde más alumnos acuden cada día, pero el objetivo ir sumando poco a poco todos los inmuebles pertenecientes a la institución académica.
Gracias al estudio previo, tanto el equipo técnico como el de mantenimiento obtienen resultados gracias a los cuales pueden proponer mejoras en el edificio, la modificación o sustitución de las instalaciones o la remodelación de aislamientos en ventanas o vidrios. Los indicadores que se analizan les dicen si un edificio gasta mucho o poco, entonces actúan para racionalizar el gasto. Uno de los retos de esta política ecológica de la universidad es el edificio Paraninfo, emblema de la institución.