Durante las horas de luz, es cuando normalmente desarrollamos nuestras actividades del día a día. Los comercios, restaurantes, centros de trabajo, todo suele funcionar cuando es de día. Por esto, y porque el cambio al horario de verano está ya cerca, hoy vamos a contarte como afectan las horas de luz al consumo energético.
Ya en el siglo XVIII se propuso adelantar una hora los relojes en verano para consumir menos velas, pero no fue hasta la Primera Guerra Mundial, en Alemania, cuando se puso en práctica para ahorrar combustible. A partir de ese momento numerosos países se unieron a esta iniciativa. En el año 1974 se generalizó el cambio de horario dos veces al año, con el objetivo de aprovechar más las horas de luz natural, y por lo tanto, ahorrar en consumo energético.
El Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), afirma que con el cambio horario, nuestro país ahorra hasta un 5% en iluminación del total. Pero claro, este dato solo es verídico si se realiza un uso adecuado de la energía. Está claro que si estamos de día en nuestra casa, no necesitamos encender la luz mientras haya luz solar, o que a mayor horas de luz natural menor será el consumo de calefacción en invierno, porque la temperatura del hogar será más alta gracias a la radiación solar. Lo mismo ocurre en los centros de trabajo, ya que aunque la iluminación sea necesaria, ésta puede funcionar al mínimo de intensidad regulándola con sistemas de regulación de luz natural. También hay que destacar que las horas de luz favorecen la utilización de energías renovables, como la energía solar fotovoltaica, que además generamos durante el día.
Para poder aprovechar la luz natural del día de una manera eficiente, bastaría con seguir algunas buenas prácticas. Un factor muy importante a tener en cuenta es la correcta distribución de las estancias y el mobiliario del hogar. Las estancias más utilizadas durante las horas de luz natural, deberían ser las que reciban más radiación solar. No menos importante son los muebles que coloques en las diferentes salas, pues hay que evitar aquellos que arrojen sombras. Los centros de trabajo, oficinas o viviendas más eficientes, son las que responden a un diseño diáfano y de colores claros. El color blanco es el ideal, puesto que es el que más refleja la luz. Otro aspecto que hay que tener muy en cuenta para aprovechar la luz natural, son las ventanas. Las ideales son aquellas que se instalan de manera vertical, y que poseen un gran tamaño. Una buena idea para ahorrar en iluminación, es instalar claraboyas y lucernarios en el tejado de la vivienda.