El pasado mes de febrero se publicó el Real Decreto (56/2016) por el que se transponía la directiva del Parlamento Europeo (2012/27UE) en lo referente eficiencia energética para edificios. Esta directiva hace que las empresas de más de 200 trabajadores deberán obtener un certificado como edificio de consumo eficiente que tendrán que renovar cada cuatro años. Aunque era algo esperado, pues la directiva europea directiva europea establece que a partir de 2020, en el caso de los edificios públicos a partir de 2018, será obligatorio que todos los edificios se construyan bajo estas premisas.
El decreto que fue publicado a mediados de febrero por el Ministerio de Industria, Energía y Turismo establece que todas las grandes empresas de más de 250 trabajadores o un volumen de negocio de más de 50 millones de euros, deberán realizar una auditoria energética cada 4 años. El plazo para presentarla es de 9 meses, así que tienen hasta el próximo 14 de noviembre de 2016, y se creará un Registro de Auditorías Energéticas que controlará la renovación del certificado cada cuatro años.
Distintos profesionales de los sectores vinculados a la eficiencia energética han mostrado estos días su preocupación por la falta de claridad de esta nueva normativa en distintos aspectos. Por un lado, en la definición de edificio de consumo de energía casi nulo en el Real Decreto que traslada sin más la definición dada por la Unión Europea, «Aquel edificio con un nivel de eficiencia energética muy alto». Al igual que en su hermana europea se añade también que «la cantidad casi nula o muy baja de energía requerida, debería estar cubierta, en muy amplia medida, por energía procedente de fuentes renovables, incluida energía procedente de fuentes renovables producida in situ o en el entorno».
El experto José Manuel Castaño ha mostrado su desconcierto porque por un lado se está alentando a emplear fuentes de energía alternativas, cuando por otra parte el autoconsumo es un tema con grandes lagunas en España y por el que hay que pagar una serie de peajes que lo complican. Por otro lado, el arquitecto Bruno Gutiérrez lamenta que después de esperar cuatro años desde la administración se hayan limitado a traspasar la definición europea y no se haya adaptado a la realidad de nuestro país. Y es que el gran problema en nuestro país es el desconocimiento sobre este tema. Pero el gran secreto es un edificio completamente y eficientemente aislado desde su construcción.